El Real Madrid saldó su primer compromiso futbolístico de la gira china con una goleada ante el Guangzhou. Los locales mantuvieron el tipo en el primer tiempo, pero el ataque blanco dejó el partido resuelto en menos de 40 minutos, con goles de Khedira, Özil y Benzema. El francés hizo también el primero del segundo acto, que el Madrid jugó sin rival y en el que dejó otras dos pequeñas obras de arte: un gol de tacón de Cristiano Ronaldo y otro con el pecho de Jesé tras asistencia de rabona de Di María, que cerró la cuenta.
El acorazado de José Mourinho presumió de pólvora en China, la cuna del invento. Les luce en los fuegos artificiales y demás eventos de su globalizadísima cultura, pero les falta en el fútbol. El Madrid la tiene casi por castigo, y en Guangzhou volvió a ponerlo de manifiesto. Porque, por mucho que el marcador sea incontestable, en el primer tiempo hubo cierta pelea. Los locales se encomendaron a la zurda de Conca y, sobre todo, a la valentía de Muriqui, que puso en más de un apuro a la defensa blanca, en especial a su compatriota Marcelo. El brasileño sigue sintiéndose mucho más cómodo cuando mira al frente que hacia atrás. Una vez más, su versión ofensiva fue brillante.
Los blancos superaron a un débil rival que apenas sirvió para que Mourinho siga rodando el bloque con el que afrontará la Supercopa
Para los blancos, todo fue según lo previsto: calor, mucha humedad, 4-2-3-1 de manual y media hora de gas local. No lo sofocó el temprano gol de Khedira, un buen cabezazo tras una excelente maniobra por banda izquierda de Benzema, ni siquiera el de Özil, que aprovechó un balón bien filtrado por su compatriota para bailar a Jang Jun. Seguramente, los chinos tiraron ya la toalla cuando Benzema recibió un pase de tacón de Cristiano y cruzó con la izquierda como quien espanta una mosca en una siesta de verano.
El bloque titular de Mourinho -está por ver si Callejón sigue ganándole el sitio a Coentrao en la Supercopa- siguió disfrutando del festival tras el descanso. El Guangzhou se diluyó en su propio carrusel de cambios, y los atacantes blancos se relamieron. Benzema repitió -éste de 'killer', a un toque, habilitado por Marcelo- y Cristiano, tras mucha porfía, encontró el premio al superar de tacón una tibia salida del meta local. Karim acompañó, pero no le quiso estropear la foto.
Mou dio media hora al plan B, al que, definitivamente, ha regresado Kaká. El brasileño sigue a años luz de Özil, y ni siquiera en partidos como éste marca diferencias. Sin duda, un problema para Mourinho, lejos de las múltiples soluciones que le ofrecen jugadores como Coentrao -esta vez comenzó como interior izquierdo- o Di María, dinámicos y solidarios. El argentino, con apenas un entrenamiento tras la Copa América, se sacó de la chistera una asistencia de rabona para que Jesé empujara con el pecho el sexto a la red. Era el primer balón que tocaba el canario, que entró al campo por Pepe, en un insólito doble pivote con Albiol tras los cambios de Mou. El propio Di María cerró la cuenta ante un rival entregado, con apenas oxígeno para celebrar el tanto de la vergüenza. El Madrid miró el marcador y la cuenta de resultados. Los dos bien surtidos, así que todo en orden. Hasta el siguiente bolo: sábado, 11.45, hora peninsular.
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