Precisamente, fue ayer noticia al ser nombrado por varios clubes de seguidores como internacional alemán del año, “Estoy muy feliz con esta distinción y quiero agradecerle a los seguidores que me dieron esa confianza”, dijo.
La distinción le será entregada hoy antes del amistoso contra Francia.
El joven Mesut se juntaba en el barrio con sus amigos después del colegio para empezar a depurar una técnica que hoy muestra en todo el mundo. A aquel campo inmundo, Özil, en alguna entrevista, se ha referido así: “Le llamábamos la jaula de monos. Le pusimos ese nombre porque estaba —y está— rodeado de verjas y las porterías eran de metal”. Y como pueden ver en las imágenes de arriba, las verjas siguen siendo las mismas.
Muy cerca de aquel campito de barrio, se encuentran los dos clubes en los que Özil empezó a destacar. El primero es el Westfalia 04. Mesut estuvo allí de los 7 a los 9 años, estaba el dueño del bar que le daba los bocadillos tras jugar sus partidos. Hansi se llama. “Sus técnicos y yo mismo podemos decir que era muy tímido y, además, comía poco”, nos dice ataviado en la barra del bar que aún regenta en el club.
De aquel equipo, el chaval, sin moverse mucho, pasó al Falke, un club situado cerca de la casa de Mesut. Allí estuvo de los 9 a los 11 años, y allí fue campeón. Corría apenas la temporada 1999-2000 y Mesut empezaba a despuntar como estrella. Jörg Kordek, su entrenador en aquellos años: “El primer día estaba en la banda porque vino con uno de los chicos del equipo, pero le dije que no podía jugar. Éramos ya muchos. Luego se incorporó, lo vi jugar y es uno de los mejores jugadores que vi en mi vida”.
Tras el Falke, donde dejó huella, se fue al Rot-Weiss Essen, de la citada localidad, cercana a Gelsenkirchen. Y de ahí, a los 16 años, al Schalke 04, donde ya se hizo profesional y debutó jovencísimo donde su primer gol fue contra el AC Milán. Más tarde se fue al Werder Bremen por un problema en el contrato.
Y del Bremen se fue a su club actual, Real Madrid donde todos lo conocemos.
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